España sedada: cuando la ansiedad se receta en lugar de tratarse

Hoy vamos a hablar de un tema que, aunque a menudo pasa desapercibido, está afectando silenciosamente a millones de personas en nuestro país: el uso excesivo y, en muchos casos, inadecuado de benzodiacepinas.

Y lo vamos a hacer conectando dos noticias recientes. Por un lado, un análisis de la revista de la OCU, que alerta sobre el abuso de estos fármacos en España. Y por otro, los últimos datos del Sistema Nacional de Salud, que revelan que los problemas de salud mental ya son la tercera causa crónica más frecuente en atención primaria, solo por detrás del colesterol alto y la hipertensión.

España es, según datos europeos, uno de los países que más benzodiacepinas consume. Estas sustancias —como el lorazepam, el diazepam o el alprazolam— son fármacos ansiolíticos e hipnóticos muy utilizados para tratar la ansiedad o el insomnio. Sin embargo, su uso prolongado puede generar dependencia, tolerancia y efectos secundarios importantes.

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se denuncia que estos fármacos se recetan con demasiada ligereza, muchas veces sin un adecuado seguimiento médico ni una alternativa terapéutica real. Lo que comienza como un tratamiento puntual para ayudar a dormir o calmar la ansiedad, puede terminar siendo una trampa de dependencia de la que no es fácil salir.

Esta realidad no ocurre en el vacío. Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, 1 de cada 5 españoles mayores de 15 años presenta problemas de salud mental. Y son precisamente estos problemas los que motivan buena parte de las consultas en Atención Primaria. El problema es que, en la mayoría de los casos, el médico de familia es el único profesional disponible para atender estas demandas, y la solución más rápida —aunque no siempre la más eficaz— suele ser recetar fármacos.

Nos enfrentamos, por tanto, a un círculo vicioso: cada vez más personas sufren ansiedad, depresión o insomnio. El sistema sanitario, desbordado, responde con medicación. Pero esta solución farmacológica no resuelve el origen del problema y, en muchos casos, lo cronifica.

¿La alternativa? Está clara, y la evidencia lo respalda: hay que reforzar la atención psicológica en Atención Primaria. Incluir al psicólogo clínico en los centros de salud permitiría ofrecer tratamientos eficaces, como la terapia cognitivo-conductual, que han demostrado ser rentables no solo en términos clínicos, sino también económicos.

Además, es fundamental que las políticas de salud pongan el foco en la prevención y en el bienestar emocional, no solo en la respuesta farmacológica. Como dice la OCU, las benzodiacepinas no pueden seguir siendo la única respuesta a la ansiedad o al insomnio.

En resumen: España tiene un problema serio con el consumo de psicofármacos, especialmente benzodiacepinas. Pero más allá de señalar el abuso, es hora de mirar hacia la raíz: una atención primaria sobrecargada, una salud mental desatendida, y una ciudadanía que necesita alternativas reales y apoyo profesional.

Desde aquí, hacemos un llamado a las autoridades sanitarias: invertir en salud mental no es un gasto, es una inversión en calidad de vida, en prevención y en futuro.

Como dice la neurocientífica Nazareth Castellanos: “El cuerpo habla lo que la mente calla”. Escuchémonos con una mirada más amplia, más profunda y más humana.

Recuerda: la salud mental es un derecho, y también una responsabilidad compartida.

Es la intervención en el programa Hoy por «Hoy nuestra Tierra» de Radio Cuéllar de la Cadena Ser, de 3 de abril de 2025. Puedes escuchar el podcast original en:
https://cadenaser.com/audio/1743678811643/

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